Humíllate,
en mi tibieza de muslo hay caracolas
que añoran un castigo de tirano.
Humíllame,
traga mi carne,
quiebra mis uñas.
embarra de lujuria mis temblores.
De rodillas
muerde mis manos e idolatra a lengüetazos
el fruto amargo.
Quiero humedad de canto.
jueves, 6 de noviembre de 2008
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5 comentarios:
Orale. Está chido. Me encantó eso de: "Quiero humedad de canto." Aunque después de eso siento que el texto se cae.
Y, sí... ojalá suban textos más continuamente.
Sabía que había problemas en ese poema pero no lograba hallarlo. Creo que debe terminar ahí. Gracias una vez más, S.
El imperativo es sensual, me proyecta :)
De nada.
Y, sí. Homo líbidus tiene razón: el imperativo es lo que gancha al lector en la lectura (con disculpa del pleonasno).
Y, sí. Quizá pueda terminar ahí.
Sólo recomendaría una pausa más larga entre ese verso y el anterior.
Nos vemos. Cuídense.
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