sábado, 13 de septiembre de 2008

Lassitude


Henri de Toulouse-Lautrec, 1896
Musée d'Orsay Paris.


martes, 2 de septiembre de 2008

De Tangas y Chocolate

"A todas las mujeres les gusta el chocolate" dice el dicho.

- No es cierto, yo conozco una que otra que no.
- Y yo.
Pero preguntando a más personas dirán que a la mayoría el simple acto de ver u oler el preciado "chocolat" es un placer que raya en la locura. A algunas, esta sensación es tan deliciosa que raya en lo erótico... a la primera mordida a aquel trozo de chocolate semiamargo se desatan los sentidos, se enchina la piel, cierran los ojos, y todo transcurre lento mientras aquello comienza a derretirse al calor de la boca...

Me pregunto si algo que se come puede considerarse un fetiche... claro, varias cosas también "se comen" y son fetiche, pero y el chocolate? Imagino que la diferencia está en si es un placer libidinoso, que son deliciosos, agudizan sentidos y arrancan suspiros, o si es un mero gusto por el sabor achocolatado. Pero de los parecidos nacen las reglas, y si pienso en un equivalente masculino para el chocolate, uno que produzca reacciones similares y sensaciones más allá de lo terreno, esas serían las tangas.

Sí, esos diminutos cubrepoco que a la vez dejan todo y nada a la imaginación, que despiertan los más bajos instintos y desbocan pasiones especialmente si el diseño invita al deseo. Son fetiche? quizá no más que el chocolate, al final la carga sexual se la pone cada quien al objeto, pero aún sin ella no pierden su marcado erotismo un buen trozo de chocolate negro o una delicada tanga con encaje...

En ambos se puede tocar, mirar, oler, detallar, atesorar, imaginar y dejar que el placer desplace los demás pensamientos. Hágase público o privado, en soledad o compañía, con lo propio o lo ajeno, lícito o prohibido... el punto es, el puro efecto emocional, lo hace un fetiche?